El estrés, las emociones y los hábitos alimentarios poco sanos

Queridos Amigos,

¿A veces se sienten así?

Últimamente, estoy bajo mucho estrés en el trabajo. Como puede imaginar, han estado despidiendo a muchas personas, incluso a aquellas que han trabajado en la compañía durante más de diez años. Siento tanta tensión que sé que no estoy comiendo bien.

Me trago 3 tazas de café intenso todos los días, seguidas de 2 cruasanes...lo sé, lo sé, pero no puedo parar. ¿Qué debo hacer?

Dulces, helado, azúcares refinados...

Los azúcares refinados y almidones nos hacen sentir mejor a corto plazo, nos sentimos energizados, pero después de un tiempo, volvemos a nuestra tensión y entonces tenemos el antojo de más y más dulces. Es un círculo vicioso – como un demonio – que no nos deja descansar con tranquilidad.

¿No le encantan con locura las papas fritas?

A veces preferimos los bocadillos grasosos, como los chips y las papas fritas. El estrés promueve una alimentación emocional – esa respuesta automática a la comida, que siempre está disponible. Esto hace que nuestras hormonas del estrés, cortisol, adrenalina y noradrenalina, aumenten sus niveles como soldados, se ponen en alerta, ¡listas para el ataque!

El cortisol y el estrés

En 2010, una investigación realizada por la Universidad de Michigan demostró que cuando la hormona cortisol aumentaba debido al estrés, los pacientes tendían elegir bocadillos con más grasa, sal y azúcar frente a las opciones saludables.
La distribución de las comidas por la ventana

Además, el estrés conduce a una distribución irregular de las comidas a lo largo del día, por lo que hay menos comidas, pero aquellas que se consumen tienen mayor cantidad de calorías debido a las opciones poco saludables. Planificar con anticipación y asegurarse de que tengamos disponibles mezclas de frutos secos, frutas, batidos, vegetales, así como yogur y queso descremados, nos ayudará a sentirnos mejor.

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La atención plena: ¿qué es eso?

Por lo general, al estar bajo estrés, tendemos a olvidarnos de la atención plena, un concepto fundamental cuando realmente nos sentamos a comer lentamente y con tranquilidad, y disfrutar de nuestras comidas. Joy, una cliente cardíaca, describe sus hábitos de comida como un “tornado que atraviesa mi cuerpo” y que “no tengo control sobre lo que acabé de comer ni sobre cuánto comí”. Cuando comemos sin atención plena, realmente no sabemos lo que acabamos de comer, ni la cantidad ni la calidad.

Opciones saludables

Si queremos tomar el control con respecto a nuestra salud, tenemos que buscar sustitutos saludables que pueden disminuir sus niveles de estrés: tal vez una caminata o ejercicios, hablar con un amigo o ser querido, relajarse, escuchar música.

Lo básico acerca de los carbohidratos complejos

Elija opciones saludables tales como alimentos con htan cantidad de carbohidratos complejos que tengan fibras – avena, cereales de grano integral, o pasta o arroz integrales. Elija buenas grasas, tales como aguacate, nueces y semillas, aceite de oliva frente a bocadillos grasosos.

Las tentaciones en su casa

Evite las tentaciones en su casa – ni siquiera las esconda porque en condiciones de estrés, ¡elegirá aquellos sabrosos bocadillos en lugar de un batido saludable!

Diga ¡BASTA! Pregúntese: ¿por qué estoy comiendo en estos momentos? ¿Realmente tengo hambre? ¿Estoy disfrutando de mi comida? ¿Estoy comiendo lentamente y con atención plena? ¿O estoy comiendo como si estuviera el diablo dentro de mí, obligándome a comer las comidas equivocadas?

Entonces, tal vez no podamos evitar el estrés pero si aprendemos cómo planificar nuestras comidas a lo largo de la semana y mantener saludable nuestro sistema inmunitario, podemos prepararnos mejor para los cambios inesperados en nuestras vidas.

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¿Cómo va a afrontar sus emociones y el estrés?